Bilbao, 6 de febrero de 2006, a las 20 horas.

Mesa Redonda para la Evaluación y Mejora de la Calidad de la Formación Profesional y su adecuación a las necesidades del Sistema Productivo de la Actividad de Imagen Personal.

El presente artículo es una transcripción detallada de las intervenciones en el coloquio

(Ver el texto previo al coloquio)

(Ver un resumen con las conclusiones)

Asistentes a este encuentro:

· D. Ricardo Farrer

Director Gerente del Centro de Formación Profesional Armengol

· D. Fernando Sánchez y Da. Merche Elvira

Directores Gerentes del Centro de Formación Profesional Fernando

· Da. Olvido Baños Ibáñez

Coordinadora de Imagen Personal del Centro de Formación Profesional Instituto Nicolás Larburu, de Barakaldo

· Da. Mertxe Martinez y Da. Mari Feli Bilbao

Presidenta y Vicepresidenta, respectivamente, de la Asociación de Artesanos de Peluquería y Estética de Bizkaia

· Da. Isabel Jerez y Da. Marisa Turienzo

Responsables de Formación de Peluquería del Centro de Formación Profesional Arce

· D. Manuel Perales y D. Juan Carlos Campos

Presidente y Vicepresidente, respectivamente, de la Asociación de Imagen Personal de Bizkaia

D. Javier Madrigal actúa como Moderador en esta Mesa de Debate

A todos los asistentes se les ha entregado el dossier que acompaña a este documento, con unas indicaciones que pueden servir de punto de partida para el coloquio. (Ver el dossier)

A continuación, D. Manuel Perales, como Presidente de la Asociación anfitriona da la bienvenida a los asistentes y comienza el turno de exposiciones de los invitados.

El moderador ofrece en el primer turno la palabra a los representantes de las Asociaciones empresariales, y comienza D. Juan Carlos Campos.

· D. Juan Carlos Campos

En un entorno cambiante, con una sociedad-mercado que sufre grandes transformaciones a toda velocidad, las empresas que ofrecen servicios están obligadas a una adaptación también muy rápida. EL público ha adquirido una cultura de servicio muy elevada, con alto grado de exigencia, y al mismo tiempo, la competencia comercial es enorme, de manera que las empresas compiten duramente entre sí por fidelizar a sus clientes y captar a los nuevos que les permitan sostenerse y crecer.

La adaptación y mejora continua son obligadas.

En su opinión, y en su actitud personal como empresario, es prioritaria una mejor formación del personal no en la parte técnica, sino en la parte comercial, que comprende la atención al cliente, la actitud de servicio, las técnicas de ventas y unos conocimientos básicos de gestión, que permitan al personal saber como se organizan las tareas del salón.

· Da. Mari Feli Bilbao

Para un buen desarrollo profesional es necesaria una buena base cultural. La principal carencia que encontramos en mucha gente joven es la educación básica. Es muy difícil enseñar un oficio o profesión a quien carece de esa base cultural, y a menudo aún nos encontramos con muchas personas que han estudiado peluquería o estética "porque no vale para estudiar", y que por eso mismo tendrán muchas dificultades para seguir formándose en el futuro.

Por otro lado, la actitud ante el trabajo de muchos de estos jóvenes recién titulados deja mucho que desear: ni siquiera son conscientes de cuales son sus costes laborales reales y su escasa productividad real.

Tal vez el filtro que supone la enseñanza sea poco exigente, y tal vez se debiera decir a muchas de las alumnas de los centros de enseñanza que, si no sirven para la profesión, abandonen y se dediquen a otra cosa.

· Da. Mertxe Martinez

Hay varios puntos importantes que se pueden señalar:

Es necesario elevar el nivel cultural de los alumnos.

Es necesario hacerles conscientes del valor de la profesión

Es necesario saber estar ante el público, cuidando la atención al cliente, la presencia, los gestos y la conversación.

Es necesario saber desarrollar, crear, innovar

Es necesario mejorar las bases técnicas, algunas tan esenciales como los recogidos de bigudíes y rulos.

Es necesario mejorar la actitud ante el aprendizaje, sabiendo que es largo y que al ir a trabajar a un salón hay que empezar de nuevo, casi de cero, con paciencia y humildad.

 

Tras la intervención de los empresarios, comienzan los turnos para los representantes de los Centros de Formación.

· Da. Merche Elvira

Los responsables de los centros somos conscientes de estas necesidades, pero también vemos a través de nuestros alumnos que ha habido un cambio social importante que afecta a la actitud de los jóvenes de hoy:

· Por un lado, la formación académica básica es mayor que años atrás. La ESO prolonga los años de enseñanza obligatoria y el nivel de conocimientos adquirido es mayor que con la antigua EGB. Pero, por otro lado, la educación social y para la convivencia, que se adquiere sobre todo a través de las familias y en los primeros años de enseñanza, es muy inferior. La dejadez en las buenas maneras y el respeto a los otros es patente.

· La sociedad de consumo que hoy vivimos, que permite a los jóvenes disfrutar inmediatamente de unas comodidades y unos bienes que hace años eran impensables, ha reducido su capacidad para el esfuerzo y el sacrificio.

· En los centros de enseñanza sabemos por las peticiones que recibimos que la principal demanda de los empresarios para contratar personal es de gente que "sepa estar", y los formadores dedicamos al menos el 50% de todo nuestro esfuerzo a ese "saber estar".

· Además es bien sabido que hoy hay más ofertas de puestos de trabajo en el sector que candidatos, con lo cual los jóvenes pueden escoger otra cosa si no se sienten a gusto. Por lógica, esta situación hace que no se sientan en necesidad de aguantar lo que no les satisfaga en su trabajo.

· Da. Olvido Baños

Desde luego el diagnóstico del cambio social es correcto. Los padres de las nuevas generaciones y la sociedad en que viven se han vuelto más permisivos. Con lo cual la madurez personal de los jóvenes se retrasa. La clave de esta nueva actitud juvenil está en esta falta de madurez: si bien los estudiantes de hoy adquieren mayores conocimientos técnicos, son aún a su edad menos responsables y con menos capacidad para el esfuerzo.

· D. Fernando Sánchez

Como responsable de un centro de formación creo conveniente hacer ver a los empresarios que los centros estamos obligados al mismo esfuerzo de mejora continua que todas las empresas. La competencia entre centros por conseguir alumnos es el mejor estimulante, y el resultado ha sido que los centros de Bizkaia contamos hoy con los docentes mejor formados de la historia, las mejores medios y las mejores instalaciones que hemos tenido nunca.

Dicho esto, debo estar de acuerdo con lo dicho hasta aquí sobre el ambiente social y familiar muy permisivo con los jóvenes: en estos últimos años, las familias han dejado de hacer gran parte de su trabajo educativo, y pondré como ejemplo una situación que puede parecer anecdótica pero es muy ilustrativa: una gran mayoría de los jóvenes no duermen; no duermen el fin de semana, ni entre semana. El trasnoche festivo y la televisión nocturna impiden a muchos jóvenes rendir física e intelectualmente cuando llegan a clase. Y ya veremos en sus trabajos.

Por supuesto, debo recalcar también que, a pesar de este ambiente social, en los centros hacemos gran hincapié en los aspectos de la atención al público, porque somos conscientes de la importancia que tienen en las empresas que prestan servicios personales como las de peluquería y estética.

· D. Manuel Perales

Deseo, antes de continuar, hacer saber a los representantes de los centros que los empresarios del sector no dudan del deseo de mejora de los centros de enseñanza, y recordar que este coloquio es para que centros y empresas trabajemos juntos.

También recordar a los asistentes que, aunque nos gustaría que los candidatos a integrar los equipos de trabajo fuesen de otra forma, la realidad nos obliga a adaptarnos a las personas que hay en esta sociedad, porque no hay otras. Nuestro esfuerzo debe ir encaminado a sacar el mayor partido a las personas con que contemos.

· D. Ricardo Farrer

Concuerda con los otros ponentes en que las cualidades más demandadas por los empresarios que acuden a su centro en busca de colaboradores son el "saber estar", la iniciativa y el afán de superación. Y también en el diagnóstico de los problemas que afectan a la enseñanza y a las empresas, que ordena en tres categorías:

1.- Social: en los últimos tiempos se han perdido algunos de los valores clásicos que implicaban responsabilidad y capacidad de sacrificio. Los jóvenes quieren éxito y lo quieren a corto plazo, sin largos esfuerzos.

2.- Educativo: a pesar de la elevación de las titulaciones que disfrutan muchos alumnos, con los estudios básicos al alcance de todo el mundo y la ampliación de la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años, sí es cierto que nos encontramos con muchos alumnos que arrastran grandes carencias desde los tramos inferiores de la enseñanza.

3.- Personal: En todos los centros nos encontramos con dos grupos de alumnos; uno, vocacional, a veces incluso procedentes de estudios superiores, muy motivado y con grandes probabilidades de éxito en la profesión. Y otro grupo, de gente rebotada de otros estudios y con muy baja motivación; para este grupo, su futuro profesional es muy dudoso.

· Da. Olvido Baños

Efectivamente, los problemas a los que nos enfrentamos en las escuelas de formación son eminentemente sociales.

Por una parte, se da una inmadurez generalizada entre los adolescentes y los jóvenes. El sostén familiar y el habitual consentimiento en que viven, hacen que se haya retrasado la edad a que se alcanza la madurez personal, la de tener claras las metas vitales y una responsabilidad bien desarrollada.

Y por otra parte, a pesar de que los conocimientos tecnológicos son mayores y más amplios que en ninguna época anterior, lo que podríamos llamar la "cultura general", que incluye las capacidades para expresarse correctamente, comprender lo que se lee, los comportamientos y las maneras adecuadas para la convivencia con otras personas y los valores, se encuentran en niveles muy bajos.

· Da. Isabel Jerez

Coincidiendo con los factores de la situación que ya han sido expuestos, haría mención especial de un problema no citado aún: el tiempo de enseñanza, que actualmente se muestra corto para impartir una buena formación. Apenas se dispone de un curso y medio para la formación de los alumnos, a lo que se añaden los tres meses de las prácticas en empresas.

El primer año es una batalla muy dura por sentar las bases para los alumnos, y el segundo se termina en marzo, justo cuando los estudiantes empiezan a centrarse; en ese momento van a hacer las prácticas en las empresas.

Las horas lectivas se han reducido mucho con respecto al nivel de la antigua FP2, y sería muy conveniente alargar el periodo de formación para alcanzar mejores niveles. De momento, la legislación actual limita la formación de los peluqueros al Ciclo Medio.

· Da. Mari Feli Bilbao

Es probable que ampliando el periodo de prácticas, dando más tiempo a la formación, se alcanzase un mayor grado de madurez en los alumnos.

· D. Ricardo Farrer

Quiero recordar también que todos los cursos hay buenos estudiantes, gente que aprovecha las clases con gran interés, y que demuestra buena disposición y capacidad. Aunque siempre nos gustaría, a formadores y a empleadores, que así fuesen todos. Y los alumnos brillantes no alcanzan para cubrir todos los puestos que se ofrecen.

· Da. Marisa Turienzo

A estas alturas del coloquio, debemos estar de acuerdo en las dificultades principales a las que nos enfrentamos los formadores.

A la evidente falta de tiempo formativo que supone el actual plan de Formación Profesional, limitada a los dos cursos del Grado Medio, se unen la inmadurez personal, los déficits en los comportamientos y la falta de responsabilidad de los alumnos jóvenes.

Se hace muy patente para los formadores que muchas familias han hecho dejación de la acción educadora que desde siempre les había correspondido, descargando toda la responsabilidad de la formación personal y social de sus hijos en los centros de enseñanza, con lo que muchas veces la familia no apoya a los profesores en la corrección de muchas actitudes y comportamientos de los alumnos.

· D. Juan Carlos Campos

A modo de final, me gustaría resaltar unos cuantos puntos sobre la situación del sector y la profesión, que pueden servirnos de apoyo antes de sacar conclusiones, y que son:

· El entorno social y económico en el que estamos es muy cambiante, con grandes cambios y muy rápidos

· Las profesiones de peluquería de esteticista son muy difíciles de aprender, por su componente artesanal.

· Cada salón también es diferente, con sus propias técnicas y su manera de organizarse, lo que conlleva un periodo largo de adaptación para los nuevos empleados

· La finalidad de los salones es atender a los clientes, y los empleados son el medio para procurar esa atención. Pero las personas que podemos contratar son como son, y no hay otras; de modo que debemos también adaptarnos como empresarios a lo que hay disponible

· La mayor competencia por retener a los empleados de las peluquerías y los salones de belleza se da con otras profesiones. Los bajos sueldos que se obtienen en el sector hacen que muchos jóvenes se cambien de actividad al poco tiempo de contratarlos.

· Es necesario un contacto continuo entre centros de formación y empresarios para poder adaptarnos rápidamente a un público cambiante, que continuamente demanda cosas diferentes.

· D. Manuel Perales

Vistas las intervenciones de este coloquio, creo que podemos estar de acuerdo en que el tiempo de enseñanza de que disponen los actuales planes de Formación Profesional resulta muy escaso.

Podemos presentar, vista esta escasez. Tres propuestas claras:

1. Propuesta ante la Administración para ampliar la duración de la Formación Profesional de la Peluquería y la Estética hasta los tres años, en vez de los dos que se cumplen actualmente

2. Propuesta para ampliar el periodo de prácticas en las empresas a un mínimo de un año; y, si es posible, repartiendo este tiempo en dos empresas diferentes, para enriquecer la experiencia de los alumnos.

3. Propuesta para aunar criterios entre empresas y centros de formación, para poder a realizar actuaciones conjuntas ante la Administración.